lunes, 8 de marzo de 2010
El club de los pirómanos para incendiar casas de escritores
El libro cuenta la historia de un metepatas: Sam Pulsifer, que siendo adolescente incendia por accidente la casa museo de Emily Dickinson. Tras pasar diez años en una cárcel de baja seguridad entre tiburones de Wall Street, Sam decide rehacer su vida. (Y, como siempre, dejo de resumir la contraportada porque dicen más de lo que deberían, con esto tenéis bastante para empezar)
Esta es una novela para pasárselo bien leyéndola. Pero además no deja la sensación de haber leído un pasatiempo sin sustancia, más bien todo lo contrario: se queda en la memoria y lo gracioso en el recuerdo se convierte en agridulce. Eso es lo bueno de este libro de Brock Clarke, que no es una tontería.
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