lunes, 11 de mayo de 2009
Violetas de marzo (Berlin Noir I)
CONTRAPORTADA: El antiguo policía Bernie Gunther creía que ya lo había visto todo en las calles de Berlín de los años treinta. Pero cuando dejó el cuerpo para convertirse en detective privado, cada nuevo caso lo iba hundiendo un poco más en los horribles excesos de la subcultura nazi. En Violetas de MarzoLa acción se sitúa en 1936, (un eufemismo que usaron los primeros nazis para describir los últimos conversos), cuando los Juegos Olímpicos están a punto de empezar. Algunos de los amigos judíos de Bernie se van dando cuenta de que tendrían que haber huido cuando aún podían hacerlo, y Gunther recibe el encargo de investigar dos muertes que afectan a los máximos cargos del partido nazi.
Lo malo de leer tanta novela negra seguida es que ya pocas cosas te sorprenden. Esta novela resulta predecible en algunos momentos, pero también es cierto que se va volviendo más interesante a medida que avanza.
Lo bueno de este libro es el contexto en el que transcurre, que lo hace original: el convulso Berlin de 1936, en plenos Juegos Olímpicos de Hitler, con el nacionalsocialismo en la cúspide de su poder. Entremezcla muy bien el caso con acontecimientos y personajes históricos, con lo que se muestra una idea aproximada de cómo debía ser la vida cotidiana en el Berlín nazi.
El autor, el escocés Philip Kerr, toma como modelo el cine negro clásico (más que las novelas) y crea un detective temerario y socarrón, Bernie Gunther, que cae bien.
Forma parte de una tetralogía llamada Berlín Noir, a esta obra le siguen Pálido Criminal, Réquiem Alemán y Unos por otros.
No es un libro imprescindible, pero resulta una lectura amena.
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