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Agua para elefantes de Sara Gruen: me apasiona bien poco el mundo del circo y además me estaba resultando demasiado predecible, así que justo a la mitad lo he dejado.
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Trafalgar de Benito Pérez Galdós: las batallas navales tampoco son lo mío y la novela del XIX sólo a veces. Quizás le dé otra oportunidad más adelante de don Benito.
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El profesor de francés de Laura Kinsale: lo dejé con apenas 20 páginas leídas, pero tuve bastante, muy pastelón.
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Aurora boreal de Assa Larsson: aburrido, aburrido y aburrido... lo dejé a la mitad, me importaba bien poco lo que pasara y eso que es una novela negra...
3 comentarios:
Son muchos los buenos libros, como para perder el tiempo con los que no nos gustan.
Un abrazo.
Estoy de acuerdo. Pero sobre todo, leer tiene que ser disfrutar, sin etiquetas. Saluditos, Miriam
Pues sí, hay demasiados libros interesantes como para perder el tiempo en los que no nos interesan. También es verdad que lo que a mí no me gusta puede encantar a otros,, ¿no?
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