Segunda entrega de los casos del inspector Leo Caldas. La primera fue Ojos de agua.
Esta vez el cuerpo sin vida de un marinero es encontrado en la playa del puerto de Panxón y aunque todo apunta a un suicidio algunos elementos no encajan. Caldas y su compañero Rafael Estévez empiezan a investigar. Preguntando, observando, recordando... así investiga el inspector de las ondas (pues también participa en un programa de radio que lo ha hecho famoso en la zona).
En general, me ha parecido una novela mucho más madura y compleja que la anterior y por eso me ha gustado más.
Ahora a esperar que Domingo Villar siga publicando más casos de Leo Caldas.
Como curiosidad, este es el puerto de Panxón donde transcurre buena parte de la novela:
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